En el capítulo 5, dedicado a la vida de Ana Mitjans (abadesa entre 1576-82, según Paulí) trata la cuestión del rechazo del canto porque requería profesores externos varones. pp. 57-60:
“Para probarla assi [a Ana Mitjans], permitió el Señor alguna question en el Convento de Santa Isabel. Se moviò en este Real Monasterio una dificultad, ò que fuesse para purificar mas estas almas perfetas, lo permitiera la Providencia Divina; ò que fuesse astucia diabólica, para sembrar cizaña, embidioso de que se cogiera el grano selecto de tanta caridad en el campo de tanta virtud. Y fuè, que se dividiò el Convento en diferentes opiniones, sobre si el Oficio Divino se havia de celebrar con Canto, ò sin él. Fueron los dictamenes opuestos, sin que por esto dexàran de estar en un mismo espíritu unidos los corazones. Todas tenían un santo fin que era la gloria de Dios: por que las del dictamen de haverse de usar el Canto, dezian: que era justo seguir à la Religion del Serafin Francisco, en donde con tanta edificación se canta, que parece en esta habilidad ser sin segunda; y porque cantarse à coros con acorde armonía, elevava mas los animos à la Gloria. Esforçava este partido, que se usàra del Canto llano, porque un San Gregorio havia puesto en forma este Canto, que por esso se llama Gregoriano. Es verdad, que Pio IV estava determinado quitar la musica de la Iglesia, y fuè propuesto al S. Concilio Tridentino; pero se determinò: que se permitiera con la composición grave, y dulce. De San Carlos Borromeo se lee, que la musica disponía, y elevava assi su espíritu, que después de haver oído su suavidad, subia à Dios con mas fervor.
Si la musica compuesta, como pide el lugar mueve tanto à devoción, que por esso la llaman quinto Elemento; porque concuerda los quatro naturales, que tenemos en el cuerpo, sino en su sér, por lo menos en su virtud, como disputan los Filosofos; es cierto, que el cantar à coros, se debe poner en practica; yà porque, como la voz se fragua en el corazón, el esfuerzo mayor, con que èl canta, serpa porque sale de mas encendida oficina; y con aquella emulación con que alternativamente se alaba à Dios cantando, se imitan las alabanzas del Cielo; que por esso cada passo persuade la Escritura Sagrada, que se alabe al Señor cantando, para conformarse con su Gloria en el Mundo.
No hemos de hazer question aquí, de si es mejor, que se diga el Oficio con solfa, ò sin ella. Vemos, que uno, y otro se usa en la Santa Iglesia, y que tantas Religiones Sagradas, movidas del espíritu de su santa humildad, no cantan, ni rezan assi. Pero siguiendo el hilo de nuestra historia, hubo por esso una santa contienda. La V. Mitjans era del sentir, que no se havia de cantar, y para esta resolución, dava por razon, que embarazava la perfeccion de vivir. Dezia: que por ocasión del Canto, avria mucho distrímiento en las Religiosas, porque habían de ir à rexas, y locutorios; y como nadie nace enseñado en este Mundo, era preciso haver de venir à enseñar hombres, y con la misma enseñanza, poner la pefeccion en contingencia Si no està encerrado, ò oculto el trigo en la tierra, que estuvo trabajada, no se puede esperar cosecha; y si las Religiosas, dezia, nos enterramos en vida para crecer en bendiciones de Dios, no las abundarà su Divina Magestad. Esse era el fin, que tuvo nuestra V. Ana, para defender su dictamen, que no fuè tenacidad, sino amor de Dios, y zelo de su Religioso estado; y como veían, que esta Sirva de Dios era tan observante Religiosa, todas cedieron à su dictamen; y hasta los libros de solfa, que tenían prevenidos, quedaron despreciados”.
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