Este trabajo trata la vida de la fundadora del convento de Santa Margarida. Lo que me parece más interesante es que esta fundadora enseñara música a su hija Bárbara con el objetivo de que ingresara como monja en Santa Elisabet exenta del pago de la dote.

f. 50: sobre su hija Bárbara cuando quiso ser monja: “Pero luego assomaron dificultades, (que son compañeras de obras santas) para la execucion, de donde sacaria dote, la que no tenia una blanca Aquí le recrecieron las ansias de ver Convento de Capuchinas en barcelona, donde pudiessen recoger sin dote hijas de padres honrados. Mas no acovardò esto à Serafina, antes resuelue que la niña aprenda de [p. 51] canto, y de tañer organo, ya que sabia leer, para que supliesse la habilidad, lo que no podia su facultad. Estudiòlo, y en breve falló muy habil en ambas cosas. Con esto se abriò la puerta al Convento de Franciscanas de Lerida, y al de Monblanch de la misma Orden Serafica, donde ofrecieron recibirla con gran voluntad à titulo solo de su habilidad, y virtud; pero quando venian a la execucion, salian siempre estorvos, porque nuestro Señor la queria en Barcelona en el Convento de santa Isabel de la Orden del Serafico Padre san Francisco: pidiòlo a la Abadessa, y al Provincial, vieron la donzella, aggradaronse della, y mas por ser hija de tan santa madre; pero dizenla; que atento la pobreza de su Conveto era necessario para ayuda de costa una lismosna de docientos escudos: porque la habilidad del canto, y organo, era inutil para aquel Religioso Convento, donde con mas devocion que artificio se cantan, y celebran los Divinos oficios. 

f. 131v: “Reprehendia severa qualquier falta en el Coro, assi en la oracion mental retirada, como en la vocal del canto estos santos exercicios acudia la primera, platicando con el exenplo lo que enseñava con palabras.

f. 167v: “Entrava ya la vigilia del regozijado parte de la virgen, y Ncimiento del Salvador, y con èl, se acercava el feliz transito de la Madre Serafina, según del cielo le avian significado, quando alegre mandò llamar una Religiosa, que sabia cantar un romance muy devoto del Nacimiento del Niño Iesus, y la rogò lo cantasse, porque gustava de oirle sumamente. Mientras cantava la Religiosa, se alegrò y recreò, tan por estremo la devotissima Madre, que estando casi acabada que no se podia menear, con gran ligereza, sin ayuda de nadie se assentò en la cama, y dixo: yo os quiero ayudar a cantar. Prosiguieron las dos con devota ternura. las otras Religiosas, temiendo no se fatigasse, quisieron atajar el canto, ofreciendole a suplir sus vezes, pero no quiso, añadiendo: yo se una alma que tiene al niño Iesus, sobre su coraçon. Que en su estilo, fue dezir ella misma”.